martes, 28 de junio de 2011

Seamos realistas ,pidamos lo imposible.

Se acuerda de él, al menos una vez al día desde que se marchó. Situarse justo en ese momento antes del naufragio de su barco de papel y, aunque fuera solo durante los diez minutos que durase el café, volver a sentir de nuevo todo aquello que sintió. Es echar de menos a un fantasma, algo que nota tan lejano que hasta cuesta creer que haya sido real; ya no lo necesita, no necesita que vuelva ni necesita su presencia.
Nunca volverá a querer de aquella manera. Y de vez en cuando, si, necesita escribirle, porque cuando piensa en él las palabras le salen solas; y es que siempre ha sido su mejor trocito, su mejor canción.
La parte más bonita de su amor
.